Seguramente me meto en terreno pantanoso, pero creo que con esta pregunta comenzó el asunto “Arcadiense¿Cómo cambiar la visión del “Putero”? Seguramente las activistas de la campaña #Holaputero se hicieron esta pregunta, y lanzaron su dura y acertada campaña. Campaña que por su crudeza y sus puntos sobre las íes, se convirtió en viral.

El caso es que a los carros virales se quieren subir muchos, y aprovechar su “tirón” para destacar, aunque que sea confrontando la causa, y defendiendo lo indefendible con argumentos de los más rancios, retorcidos, machistas y desfasados. Y eso es lo que te lleva a ver que cambiar las visiones (aunque sea con terapias de Shock) no es tan sencillo. Es algo que tiene que ver con los valores propios de cada uno, y hacer ver las cosas desde ángulos diferentes es muy pero que muy complejo.

El asunto “Arcadiense”, detonado por el #Holaputero, dentro de su retorcimiento, tocó a las enfermeras, como podréis ver, (si es que no lo habéis visto ya) en la siguiente noticia: «El sueldo mísero de las enfermeras». Sin darle más bombo del que se merece al personaje, que soltó en el contexto de su reflexión pública lo siguiente (que ya ha recibido respuesta por parte del colectivo de la disciplina enfermera):

Desde el punto de vista de la mecánica de los cuerpos la prostitución es un oficio repulsivo. Tampoco la enfermera que limpia a los viejos quisiera estar allí. Desde una consideración estrictamente técnica, los dos oficios se parecen mucho y las disposiciones morales no deberían velar esta evidencia. Tampoco los rendimientos económicos: entre las afrentas más hirientes de la desigualdad están los sueldos escandalosamente bajos de las enfermeras. Ella no querría estar ahí, pero el putero tampoco.

Esta reflexión del “articulista/polemista” demuestra una visión de nuestra disciplina arcaica y marcada por la incomprensión y el desconocimiento de lo que es una enfermera. Todo ésto me lleva de nuevo al principio, ¿Cómo cambiar la visión del “Putero”? Y ahora sí, entiéndase el juego de palabras con el que no pretendo ofender a nadie, utilizando “Putero” como el sinónimo de esa parte social que conserva esa visión y ese enfoque equivocado de la disciplina enfermera. Y no quiero centrar mis argumentos entre lo simplista “un día usted será viejo” o la amenaza  “también necesitará que lo limpien”.  Ojalá todos envejezcamos de una manera sana, con la mejor salud posible y con la mayor autonomía. Realmente he conocido a personas de 99 años con una salud admirable a la vez que una autonomía fascinante. Una envidia y de la sana.

Eso sí, si hay una disciplina capaz de asumir el reto de enfrentarse a todo para conseguir esa utopía de la salud es la enfermera. La enfermería es una ciencia, entiendo que ésto a algunos les pueda chocar. Pero así es. Y su objeto de estudio es el cuidado. Y entre las dimensiones del cuidado se encuentra la educación de la salud. Que entiende de personas en su contexto bio-psico-social y espiritual, sin entrar en hacer juicios de valor. Para cuidar a los seres humanos por igual, con la misma dignidad.

En la retina de la disciplina enfermera está el cuidar desde la salud, y créanme que no sólo trabajamos para ello, si no que son muchas las investigaciones científicas que dedicamos a ello, para mejorar día a día los cuidados, su aplicación y su implementación, con el objetivo puesto en toda la sociedad y toas las personas. De una manera además Transcultural.

Pero claro, es muy difícil cambiar la visión del “putero”, y por eso debe hacerlo él mismo. Nosotras las enfermeras debemos seguir nuestro camino, con paso firme y no fijarnos en éstas trampas simplistas. Trampas que pueden llevarnos a olvidar qué somos y qué hacemos. Y ese paso firme debe llevarnos a marcar a la sociedad y sus visiones por la nuestra, de manera Transversal. Visión en la que nos alineemos con la sociedad y la salud de las personas por igual, sin juicios de valor, pero con valor para aplicar nuestro juicio.

Firmado por una enfermera.