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Se aproxima el 4º Congreso SEECIR (Sociedad Española de Enfermería en Cirugía), Congreso Nacional de Enfermería en Cirugía que se celebrará los días 28, 29 y 30 de Mayo, con el lema del congreso “Humanización y Evidencia en el Cuidado”.

Uno de los temas a tratar es el Magnetismo de los hospitales, tema que recogía  en la entrada En busca de la Superenfermera Imantada, algo que se hará con una mesa de excepción con magníficos profesionales y comunicadores, como son Xosé Manuel Meijome Sánchez (moderador), Miguel Ángel Mañez, Leticia San Martín y Serafín Fernández Salazar de Lafactoriacuidando.com

Sin embargo, me gustaría introducir un tema que mucho tiene que ver con la humanización de los cuidados, sobre todo cuando tratamos el ámbito quirúrgico, aunque también sea aplicable a otros. Me refiero a los Consentimientos Informados, que en muchas ocasiones y muy a nuestro pesar pueden llamarse Consentimientos Desinformados.

El motivo de meterme en estos berenjenales no es otro que la noticia que enlazo a continuación y con el siguiente y estremecedor titular:  “60.000 euros por no informar de todos los riesgos de una cirugía”, noticia que leía el día 28 de abril en el diario La Vanguardia.

Citando la noticia, el juez impone una sanción económica a la aseguradora del médico, no por las secuelas que produjo la intervención quirúrgica a la persona denunciante, si no por no haber informado de manera adecuada a este de los riesgos de la cirugía:

Ese papel que se firma al ingresar en un hospital o clínica y que informa de que lo que le van a hacer tiene sus riesgos no debe ser un mero trámite, sino la vía para que cada paciente pueda estudiar la situación en que se encuentra y evalúe riesgos y alternativas…

En la noticia, y menos mal, se habla de bioética, ya que el consentimiento del paciente mucho tiene que ver con los principios éticos y bioéticos de nuestras acciones, y se hace a través de las palabras del doctor Felipe Solsona, profesor de bioética, presidente del comité de ética y jefe de servicio de la UCI del hospital del Mar:

 «Es un cambio radical. Pasar del paternalismo a la autonomía del paciente requiere generaciones y que los propios pacientes se sepan mayores de edad”

Como recoge la noticia, en dicho hospital se realizó un estudio que concluyó con que la mitad de los pacientes que firmaban el consentimiento informado previamente a la cirugía, no consideraban que se les hubiera informado bien sobre lo que les iba a ocurrir o ni siquiera lo leyeron.

¿Qué significa pues?, que algo no hacemos bien, ¿no?. Algo tan simple como analizar la articulación de las palabras Consentimiento Informado, nos puede dar alguna clave, en tanto que tras una “Información” veraz, rigurosa, y entendida (lo que implica un acto de comunicación excelente) existe un “consentir libre” de la persona sobre la que recae la acción terapéutica que está siendo explicada.

Existen documentos que hablan mucho y bien de cómo debe ser este “consentimiento Informado”, pero las maneras de brindarlo, y viendo noticias como esta denotan que no se actúa correctamente, y todo ello porque posiblemente los propios profesionales sean los que no entienden bien la importancia de un documento, que no ha de servir para evitar una denuncia, si no para establecer una relación con la persona, de igual a igual, haciendo al paciente una persona autónoma y responsable. Algo que no será así si no obramos de manera excelente al brindarle la información. No se trata de firmar un documento, se trata de un acto de comunicación responsable que se ha de adecuar además a las características de la persona que tenemos enfrente y que requiere de herramientas comunicativas excelentes por parte de los profesionales, que estamos ante el deber de comprobar que esa información además de completa es entendida.

El consentimiento informado debe entenderse pues, como la aceptación de una persona competente de un procedimiento al que va a ser sometido, tras disponer de la información adecuada para poder implicarse libre y responsablemente en la decisión clínica que le afecta. (1)

Es una obligación de todos dar herramientas a las personas para gestionar su salud, debería ser de sentido común que el consentimiento informado no fuera un consentimiento “desinformado”. Quizás hagan falta estrategias para la correcta utilización de este elemento, pero por mucho que lo podamos “modernizar”, no lo podemos “deshumanizar”, ya que de un acto de comunicación entre iguales se ha de tratar.

Para más información os recomiendo la lectura de:

  1. Guia de Recomanacions sobre el Consentiment Informat, del Comitè de Bioètica de Catalunya, 2003 (Catalán)

  2. Guía de Consentimiento Informado de la Junta de Castilla y León.

  3. La Información y el Consentimiento Informado, Principios y pautas de actuación en la relación Clínica, Documentos de las comisiones promotoras de los comités de Ética Asistencial del País Vasco.

  4. Diez mitos en torno al consentimiento informado, An. Sist. Sanit. Navar. 2006 Vol. 29, Suplemento 2

 

Fernando Campaña Castillo, Editor de Nuestraenfermeria.es

Fotografía portada, Algunos derechos reservados por maitecastillofotografia