Considerada la “madre” de la Enfermería, Florence Nightingale decía:
“Lo que importa no es lo que nos haga el destino sino lo que nosotros hagamos con él”.
Formo parte de una franja en nuestro colectivo que podemos decir que hemos vivido ser enfermeras en el siglo XX y el paso al siglo XXI.
Mirando atrás si visualizo mi primer mes como enfermera con los ojos del 2019 la evolución de nuestras técnicas, autonomía, el papel del paciente, el desarrollo de nuestra faceta investigadora, se ha desarrollado de forma exponencial en los últimos 20 veinte años. Pero también hay aspectos que no han cambiado, la relación cercana con la persona, y la percepción sobre nuestra profesión.
Desde siempre el cuidado se ha asociado a la mujer, como un acto que se realizaba en las casas basado en la sabiduría popular y percibido como algo sencillo. Y esa visión que transciende a lo cultural se ha ido transmitiendo a lo largo de generaciones, por lo que seguimos siendo vistas en muchos casos como la señorita que pone inyecciones y obedece al médico.
Hay momentos puntuales en los que nuestra profesión es visibilizada y también alabada, puesta en valor como la protagonista del cuidado en el proceso de enfermedad. Personajes conocidos como Ana Pastor:
https://www.elperiodico.com/es/opinion/20160415/eres-real-5058108
Pau Donés:
https://diarioenfermero.es/pau-dones-mis-enfermeras-me-devuelto-la-fe-la-humanidad/
Carles Capdevila:
han proyectado la realidad de nuestro colectivo, desde su propia experiencia como paciente o familiar.
Y es en este punto en el que lanzo la propuesta de la enfermera del siglo XXI: que desde un estado de salud también se nos dé el valor profesional a nuestras acciones, trabajos y papel fundamental en la sociedad
Un reto que hemos de realizar las enfermeras en conjunto, sí sí, me refiero a ti que llevas ya muchos turnos trabajados y pasillos recorridos, a ti que en la actualidad estás trabajando para llevar a cabo proyectos, investigaciones, a ti que vives tu profesión en la ciudad, en los pueblos, desde un gran Hospital a un centro de salud.
Y a ti que está a punto de graduarte, sí, a ti sobre todo, porque has crecido ya en un entorno digital y uno de tus grandes logros será que la esencia enfermera, el arte del cuidado no se pierda entre cables y conexiones.
Porque la enfermera del siglo XXI convive y convivirá de forma inevitable con las herramientas digitales como compañeras de trabajo, en las que sostenerse y buscar ayuda. Serán en muchos casos su vehículo de comunicación con la comunidad y más específicamente con el paciente.
Un paciente cada vez mas informado, en ocasiones infoxicado y que esperará cuidados y a la vez información veraz y fiable a donde él pueda acceder para saber más sobre su proceso de enfermedad.
La digitalización no sólo incide en el profesional, también en el paciente y las organizaciones, y para hacer posible la adaptación tendremos que transformar nuestras inercias, habilidades, dinámicas. Y todo ello sin perder nuestra identidad y aprovechándolas como canal para acercarnos más si cabe a la sociedad. Y será en esa posición en que la oportunidad para dar visibilidad a nuestro rol es única. Como agentes en la educación de la salud y su mantenimiento, podemos dar a conocer los diferentes campos en los que actuamos y donde tenemos un papel principal.
En definitiva, nuestro reto, porque es de todas, es cuidar, educar, escuchar, acompañar, investigar, transmitir, sostener, curar, publicar, un perfil profesional poliédrico y en la que cada cara ha de saber adaptarse a nuevos modelos de sociedad, nuevas técnicas de trabajo, de comunicación,
¿Como conseguirlo? Queriendo, la voluntad de aprendizaje ha de ser mas fuerte que rutina, la transformación digital ha de ser una oportunidad no una amenaza, la visión holística ha de prevalecer en la meramente biomédica.
Pero lo que realmente va a hacer posible superar este reto, es que el logro sea compartido, que la palabra colectivo sea también una forma de trabajar. No nos pisemos y dejemos que quien se adelante unos metros abra el camino al resto, que cada una de lo mejor de sí misma para sumar.
No hemos de borrar nuestro pasado, la cofia y la bata forman parte de nuestra historia, pero no puede permanecer en nuestro presente y desde luego no construir nuestra identidad en 2019.
Aprovecho una frase que creo identifica cual va ser nuestro papel en este siglo de cambios cada vez más rápidos. Cambios que influyen e influirán en nuestra visión.:
“Las enfermeras han recorrido un largo camino. En el pasado nuestra atención se enfocaba en la salud física, mental y emocional. Ahora hablamos de sanar tu vida, sanar el ambiente y sanar el planeta”. – Lynn Keegan
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Cristina Borruell
Twitter: @crisborruell
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