Preocupación

Preocupación

No es un secreto que estos días estarémos un poco más ausentes desde el blog Nuestraenfermería.es, aquellos que me conoceis ya sabréis los motivos, que nos son otros que la alegria de una recién estrenada condición de padre. Son fechas en los que siempre te sorprenden con regalos y se ayuda con consejso y experencias de como otros lo viven o han vivdo. En mi caso todavía no salgo de mi asombro, es increible.

Pero también me resulta increible recibir regalos como el que hace Virgina Salinas en forma de Colaboración a Nuestrenfermeria.es, hablando de algo tan importante y ta sensible como son las palabras en el mundo sanirario, y todo recogiendo una productiva twitversación.

Gracias Virgina, por esta entrada, por tu apoyo y esperamos que puedas seguir aportando a Nuestra Enfermería. Estas invitada a repetir experiencia en este blog.

Fotografía  Algunos derechos reservados por maitecastillofotografia

Fernando Campaña Castillo, Editor de Nuestraenfermeria.es

CUANDO LA SEMÁNTICA DE LAS PALABRAS USADAS EN EL MUNDO SANITARIO PUEDEN DISTANCIARNOS DE LOS PACIENTES:

Si acudimos al respetable blog de Julio Mayol @juliomayol, y al #dsna (diccionario sanitario no autorizado), encontraremos muchas definiciones aportadas, a las que va sumando algunas escritas en Twitter, como en este caso hizo con la palabra(s): «Enfermera gestora de casos: expresión que pone de los nervios cuando intentas entenderla». Y a raíz de ese tweet se generó mucho debate entre él y muchas enfermeras/os, fundamentalmente, y que he observado con la distancia de unos días atrás, pero que me ha orientado hacia dos conclusiones:

  1. El lenguaje normalizado, extendido y de uso en el mundo sanitario, impone una distancia inconsciente con el paciente-usuario-ciudadano, que precisa una explicación para hacer más comprensible nuestra realidad laboral.
  2. A veces, las propias unidades lingüísticas de uso habitual adquieren una semántica o significado que obliga a una adecuada explicación entre los propios profesionales sanitarios.

El ejemplo de «gestor de caso», aunque ha sido ampliamente desarrollado y está extensamente articulado,  comprendo que cuestione la búsqueda adecuada del significado que explique sin matices, ni connotaciones el término. Quizás Xose Manuel Meijome @EnferEvidente, da unas pistas de porqué a veces ocurren estas cosas al afirmar: «Ese empeño en emular estructuras y semánticas de otros…». Y añado, cuestión muy propia de la Enfermería.

Jmayol

Queda claro que aunque la palabra es mejorable (usar «caso» para referirnos a la atención de personas quizás no es lo más acertado), y el modelo adquiere peculiaridades y matices a perfilar según las distintas comunidades autónomas, el significado se centra en gestionar situaciones de salud/enfermedad, cómo dijo Zulema Ganzedo @zgancedo «desde la planificación y coordinación de agentes intervinientes en la atención al paciente complejo» (crónico-frágil).

Pero aún es más comprensible su significado y valor si existe una investigación que afirma que las Enfermeras gestoras de casos del hospital, influyen sobre la preparación de las cuidadoras para asumir el cuidado domiciliario. Cuestión esta que es muy importante cuando consiguen incidir en el cuidado emocional de las cuidadoras, las estancias medias y sus costes asociados.

Pero también entiendo que el modelo actual de prestación de servicios de gestión de casos es mejorable en lo que se refiere a la detección de pacientes crónicos complejos y la necesidad de establecer criterios claros desde diferentes puntos de vistas. De manera que la gestión no se centre sólo y exclusivamente en las altas hospitalarias y grandes dependientes, según los resultados al que han llegado con este estudio transversal analítico realizado por Jose Miguel Morales y Shakira Kaknani. Sino que precisa de una selección y derivación adecuada de estos pacientes crónicos complejos a las enfermeras gestores de casos, para evitar un uso inadecuado e ineficiente de este servicio de gestión y atención.

Como vemos, la palabra “gestor de casos» ha dado lugar a un debate muy interesante que he podido recuperar desde la red de twitter, y que he querido amplificar con esta entrada. Y me obliga a pensar que todo está finalmente entrelazado, ya que desde una detección hospitalaria y derivación adecuada de esos pacientes complejos y crónicos, se favorecerá una oportunidad de clasificar y pilotar en las unidades asistenciales a estos pacientes “frágiles”, que además están en riesgo elevado de sufrir un evento adverso o muerte. Creo que el modelo es mejorable, pero nunca dejará de ser necesario, sobre todo en estos tiempos donde se buscan nuevas formas de gestionar y nuevos gestores para abordar un cambio profundo y necesario desde esta epidemia de la crónicidad.

Y para dar más sentido al título del post, os aporto algunas otras palabras que usamos los sanitarios muy habitualmente y con un significado muy explícito en nuestros entornos, pero que no dejan de sorprender cuando son oídas por primera vez, o cuando la palabra es rechazada por el significado que se le asocia:

  • Hospital periférico (concertado): «…que no me lleven al periférico, que allí va la gente a morirse porque en este hospital ya no les sirves» me decía una señora de unos 70 años, aferrada fuertemente a mi mano. Nuestro concepto de periférico difiere del concepto de nuestros pacientes.

  • Bomba (de infusión): «…apaga la bomba del paciente «x» de la habitación 442…» y encontrarme con unos ojos muy abiertos y una pregunta detrás «¿…bomba, hay una bomba…?

  • Gafas (nasales): «…le voy a poner unas gafas…» Y mirarme extrañada y comentarme, «…no, si yo veo muy bien…» (Aunque estaba algo asfixiada y necesitara oxigeno).

En fin, es sólo una matiz, quizás plagado de miles de ejemplos de cómo en ocasiones ciertas palabras que usamos en el mundo sanitario de una manera rotunda y rutinaria,  pueden dificultar las relaciones de los profesionales sanitarios con los pacientes-usuarios-ciudadanos.

Virginia Salinas @VirgiForero