fotograma de la película Never let me go

Fotograma de la película Never let me go

Hace unos meses vi la película “Nunca me abandones”, una de ciencia ficción que no me dejó indiferente. Se trata de la adaptación de una novela de Kazuo Ishiguro.  La sinopsis que propone Filmaffinity (1) e la siguiente:

El filme narra la hitoria de Kathy, Tommy y Ruth que pasan su infancia en Hailsham, un internado inglés aparentemente idílico, donde descubren un tenebroso e inquietante secreto sobre su futuro. Cuando abandonan el colegio y se acercan al destino que les aguarda, el amor, los celos y la traición amenazan con separarlos.

Se trata de una sutil película, ambientada en un pasado ficticio, y que sin la necesidad de utilizar efectos especiales asombrosos, consigue llevarnos a una realidad espantosa en la que los principios bioéticos se desmontan y desarman en pro de una sociedad, que resulta idílica para unos y fatídica para otros.

Durante el transcurso de la película los protagonistas pasan de la infancia a la adolescencia y después a la mayoría de edad, descubriendo y asumiendo su papel en la sociedad. Una sociedad idílica, libre de enfermedades en la que se da con la solución a todos los males. Esta solución es la creación de clones de las personas, clones que en un momento u otro de su vida serán requeridos para donar sus órganos, poco a poco. Existe una maléfica predicción de un máximo de tres donaciones para cumplir, que es como se denomina al momento del fallecimiento. Uno de los protagonistas además asume la función de cuidador, acompañante desinteresado de otros donantes, teniendo para esto un periodo de gracia, un poco más extenso que los demás, aún sabiendo que su desenlace será el mismo.

La película estremece al poner en conflicto los principios bioéticos. El Principio de Autonomía, que es la capacidad de las personas de deliberar sobre sus finalidades personales y actuar bajo sus propias decisiones entra directamente en conflicto con el papel de los protagonistas, que asumen su destino sin más. Además de que todos los individuos deben ser tratados como seres autónomos y en caso de tener mermada su autonomía tienen derecho a la protección. Los protagonistas tienen una línea vital marcada y son tratados como un colectivo extra social, lo que implica que ni siquiera cuestionan su autonomía, únicamente asumen un rol en una sociedad en la que no son partícipes. En cuestión pone también el Principio de Beneficencia ya que se presenta una sociedad, que con el fin de hacer el bien y actuar en beneficio de los demás, curar el daño y promover el bienestar, crea un mal mayor, ya que promueve un subnivel social  en que los protagonistas a ojos de esa sociedad carecen de alma y se convierten en mero producto, al servicio de una medicina «perfeccionada» pero carente de ética. De la misma manera desmonta el Principio de No-maleficencia, ya que no importa el daño que reciben los protagonistas siempre y cuando cumplan con su función. Se trata de una sociedad que actúa como si los personajes no tuvieran alma y por lo tanto no importa su dolor. El Principio de Justicia también se desfigura, ya que lo que parece justo para la sociedad, es totalmente injusto si consideramos a los clones personas. Sin duda esta es la reflexión final al conflicto ético que plantea el filme. A pesar de que la sociedad niega la humanidad a los clones y los considera sin alma, las acciones de éstos durante la película refleja que son iguales, que son seres humanos con conciencia, sentimientos y alma, capaces de odiar y amar al mismo tiempo.

La muestra de esto es el papel que asume la protagonista, que ejerce de cuidadora.  Si la actividad de cuidar se define como una acción humana que contribuye a la ayuda y solicitud ante la necesidad de otro (3), la protagonista lo hace de una forma impecable,  colaborando de forma desinteresada al bienestar de los otros incluso aumentando su sufrimiento personal. Gesto que se contrapone con la frialdad que muestran las enfermeras durante la película. Las enfermeras, que están en los hospitales donde se realizan las extracciones de los órganos, se dedican únicamente al cuidado de las heridas y a asistir a los médicos en los procesos quirúrgicos, como si fueran operarios que se dedican a realizar una tarea repetitiva, dentro de un proceso que roza lo industrial. Sin embargo y paradójicamente la “clon” realiza todas aquellas tareas más humanas de los cuidados, como es el acompañamiento,  la relación de ayuda, la empatía, el procurar una muerte digna. Todas aquellas tareas de carácter humano que la enfermería no debe dejar de lado y debe, no sólo conservar, si no que, desarrollar y llevar al máximo. La cuidadora cumple con creces, procurando unos cuidados extraordinarios que se pueden calificar de “ciencia ficción”. La enfermería no debe nunca descuidar éste aspecto esencial, los cuidados son nuestro ámbito y pilar fundamental, y debemos saber realizarlos siempre desde la perspectiva de la persona, debemos evitar la despersonalización de éstos. Nunca los abandonemos.

Una imagen de la película que es la que ilustra ésta entrada en el blog, se trata de la de un barco varado en un océano de arena. Ésta imagen refleja la profunda soledad y aislamiento que sufren los protagonistas, pero que sin embargo comparten, ya que los tres se encuentran en ese escenario. En el océano del cuidado, no nos sintamos solos, debemos compartir experiencias, aunar fuerzas y no vararnos en un hacer que deje de tener ética y sentido.

Fernando Campaña Castillo

Diplomado Universitario en Enfermería

Máster en Enfermería Oncológica

  1. Nunca me abandones (2010) – FilmAffinity
[Internet]. [citado 25 de febrero de 2013]. Recuperado a partir de: http://www.filmaffinity.com/es/film446540.html
  • Etica y Cine [Internet]. [citado 25 de febrero de 2013]. Recuperado a partir de: http://www.eticaycine.org/Nunca-me-abandones
  • Solórzano, Manuel. Etica Profesional de la Enfermería. Filosofía de la enfermería como ética del cuidado, de Lydia Feito Grande [comentario de texto]. Etica de los Cuidados. 2008 ene-jun;1(1). Disponible en http://www.index-f.com/eticuidado/n1/et1104.php Consultado el 27 de febrero de 2013