Hay quien afirma que el talento más valorado en el S.XXI será la singularidad, entendiéndose como la capacidad para distinguirse del resto. Pero el concepto de singularidad adopta una mayor dimensión en el entorno tecnológico en el que vivimos con la competencia entre máquinas y humanos.
En el informe “The future of the employment” elaborado en 2013 por la universidad de Oxford se prevé que el 47% de los puestos de trabajo serán automatizados por robots y software en el periodo de 20 años. Estos datos fueron corroborados en 2017 en un informe de la empresa Price Waterhouse Cooper.
El ser humano (y consecuentemente el cuidado enfermero) en la búsqueda de ser insustituible deberá poner en valor aquellos aspectos inherentemente humanos que le caracterizan y lo hacen singular, diferenciándolo frente a la máquina. Volver al origen y poner en valor los valores humanistas no reproducibles por un robot como son la empatía, la esperanza, la vulnerabilidad, la ética del cuidar, la humildad o el respeto entre otras.
“Lo importante no es mantenerse vivo sino mantenerse humano”
George Orwell
No se trata, tan sólo, de reconocer la importancia del humanismo en el entorno tecnológico en el que estamos, sino de entender que probablemente sea la única solución para adaptarnos.
Pero este ejercicio de los humanos y en concreto de los profesionales del cuidado de ser singulares e insustituibles retomando los aspectos inherentemente humanistas, no debería convertirse en una competición o una negación hacia el avance tecnológico.
Sería absurdo no utilizar las ventajosas habilidades verticales que proporciona la inteligencia artificial y la robótica como pueden ser la realización de diagnósticos más precisos y precoces, la capacidad de realizar técnicas menos dolorosas, la capacidad para levantar cargas o la posibilidad de hacer tareas que no requieran valor humano añadido como la elaboración de informes o registros.
Puede darse la paradoja que, a diferencia de lo que vaticinan los titulares, sea el humano el que esté quitando puestos de trabajo a las máquinas al realizar diagnósticos, técnicas o burocracia con escaso valor humano añadido.
En cualquier caso, el reto del futuro será el equilibrio entre las habilidades verticales que proporciona la máquina y las habilidades horizontales del humano, sin prescindir de ninguno de los actores y creando sinergias en aras a una mayor salud de la población.
Josep m. Vázquez
@josepmavazquez
Muy apropiadas las orientaciones que brindan. muy actualizadas y claras. Felicitaciones