Cuidados del s. XXI. Cuando Fernando Campaña, el gran Fernando, nuestro Fer, me invitó a reflexionar sobre este tema, mi vieja amiga la migraña se había levantado conmigo.

Y, precisamente esa mañana no podía parar de pensar que por qué no podía quedarme en casa, con la luz apagada hasta que se fuera a donde quisiera, menos estar en mi cabeza. Por qué la sociedad de hoy en día estaba hecha para no poder parar ni un minuto en el día.

La cosa va de cuidados y de esos, las enfermeras sabemos y mucho

Pero, ¿qué es la tecnología?

Pues según la RAE, la tecnología médica es la investigación, innovación y herramientas usadas para salvar vidas de las personas que sufren una enfermedad grave.

¿Y el cuidado? Ayudar a otra persona a incrementar su bienestar y evitar que sufra algún perjuicio.

Y la tecnología, hoy en día, avanza en una carrera de fondo como una locomotora y, en verdad os digo que, si no nos subimos a ese tren, lo perdemos para siempre.

Y, las enfermeras no podemos perderlo.No podemos permitirnos el lujo de perder el tren de brindar cuidados excelentes gracias a la tecnología.

Pero muchas veces (y entono el mea culpa) quizás estamos más pendientes del monitor, para ver el registro cardíaco, ver si el registro de TA es acorde a la patología del paciente o de ver si su PIC está dentro de los rangos normales.

Y, a lo mejor, nos olvidamos de lo más importante :cuidar

Mirar a los ojos y preguntar cómo han pasado la noche, si tienen dolor o si les ha sentado bien la comida.

Realmente, la tecnología avanza sin control y debemos estar junto a ella, en aras del cuidado del paciente. Esas máquinas van a facilitar la pronta recuperación de nuestros pacientes y deben de ser una extensión de nuestro brazo a la hora de prestar cuidados. al igual que antes lo era el boli, para registrar todo lo acontecido en el turno.

Sin ella, no tendríamos todos los avances diagnósticos, facilidad en los cuidados, soporte en el día a día para llegar a lograr nuestro objetivo:que la persona esté con su familia cuanto antes donde debe estar, no en un hospital.

Pero, por favor, no nos olvidemos que es un mero auxiliar, que facilita nuestro trabajo. Jamás una máquina podrá coger de la mano, podrá secar una lágrima o abrazar a un familiar.

Empecé este artículo hablando de mi migraña, sólo para decir que, simplemente, hay veces que la tecnología no puede aliviar, pero un simple «no te preocupes, quédate en casa, que yo me ocupo», sí.

GRACIAS

 

                                  MARÍA RAMÍREZ SÁNCHEZ