enfermeras de comienzos duros

No se puede huir de las conversaciones tuiteras al igual que no se puede huir de la realidad, porque ambas te acaban atrapando. Y es lo que me ha pasado en estos días con la noticia de una compañera que renunciaba a su puesto tras atender sola a 36 pacientes. Una de esas noticias que remueven la profesión y los que están ligados a ella, de tal manera que te acaba llegando por varios frentes, desde el 1.0 hasta extensamente en redes como Twitter.

El tema da para mucho, desde el despropósito que es, pasando por la falta de recursos humanos, de inversión, de recortes, etc… hasta las al parecer repetidas denuncias de una situación, que los que somos enfermeros alguna vez hemos visto, oído o pasado. Y es que los veranos encierran quizás con demasiada frecuencia puestos arriesgados para los que se ponen la “L” enfermera (como se diría en la iniciativa con L de enfermera).

Los Comienzos

Los comienzos en los diferentes puestos son duros, pero no deberían serlo por una excesiva carga laboral, una compleja o nula adaptación al sistema, un desconocimiento del puesto y/o las competencias, protocolos específicos, rutinas y demás. Y el motivo está bien claro, vamos debería estarlo, porque el objeto del trabajo de una enfermera son las personas, los seres humanos. No se trata de un “mozo” de almacén que ha de mover bultos de una base a otra que se ha de espabilar (algo que también requiere su formación para hacerlo dicho sea),  si los bultos sufren estamos hablando de algo material, si se rompen algo pasará. Sin embargo las personas sufren, y desde el empleador hasta el empleado han de ser conscientes de ello si se están dedicando al sector salud.

Como os decía, los comienzos son duros en muchas ocasiones. Y aunque las cosas cambian, poco a poco, y teóricamente, van mejorando. No estamos antes las mismas situaciones que se podían encontrar hace 25 años, la técnica mejora, muchos procedimientos mejoran, los cuidados mejoran, algo en lo que estaréis de acuerdo es que la evidencia científica tiene mucho que ver en todo ello. Pero por qué no mejoran situaciones como la denunciada en las redes.

@andonicarrion de “La Comisión Gestora” lo explica así en su post El laberinto enfermero del Fauno:

Mientras que en los países anglosajones y nórdicos, las enfermeras llevan años estudiando la relación entre complejidad de los cuidados, la organización, las cargas de trabajo o el número de enfermeras con la calidad, la satisfacción, la seguridad del paciente o la mortalidad, nosotros seguimos anclados en plantillas, organigramas y turnos de hace decenios.

Entornos Hostiles

Y esto es lo que me lleva a la segunda parte de mi reflexión, los entornos hostiles. Entornos que no son sólo hospitales con gestores de rrhh, liderazgos y gerencias discutibles en algún u otro momento. Entornos entre los que también están centros socio-sanitarios, residencias, centros de día, privados, concertados y demás proveedores de salud pública o privada. Entornos hostiles para las enfermeras, en los que se maltrata a la profesión y a su rol, y esto se hace porque no se sabe ni se entiende lo que hacemos y a lo que nos dedicamos. Quizás porque no lo explicamos, solo quizás.

Y es que como concluye la gran Zulema en la twitversación…

Los comienzos pasan, pero los entornos hostiles no. Nos adentramos en rutinas, dinámicas y maneras que acabamos haciendo nuestras, asumiendo muchos “porque siempre se hizo así”, nos endurecemos y hacemos “fuertes”. Adaptación al medio o al entorno le llaman en otras disciplinas. Pero esto lo único que hace es que ese entorno cambie poco o nada, y es cuando nos convertimos en enfermeras de comienzos duros y entornos hostiles.

Fernando Campaña Castillo, Editor de Nuestraenfermeria.es