Una persona acude a su médico, porque desde hace algún tiempo siente un pequeño dolor. Tras varias visitas a la consulta y de tomar varios analgésicos, el médico decide enviar al paciente a un médico especialista. En la consulta del médico especialista, y tras la realización de varias pruebas diagnósticas, se decide que la dolencia del paciente, con nº Historia “X” precisa de una intervención quirúrgica, pongamos por ejemplo para reducir una hernia inguinal. Tras la visita preoperatoria con las pruebas pertinentes, y pasar la lista de espera para la intervención, el paciente con nº de Historia “X”, ingresa en la cama 212- A, de la planta de cirugía, y es operado. El cirujano opera una Hernia Inguinal, la del 212-A, que tras la intervención será dada de alta. Ésta irá al especialista, hará los controles posoperatorios del paciente con nº Historia “X”, que llevará el informe de nuevo a su médico de cabecera. Éste verá el informe del paciente, y dará el caso por finalizado, hasta que la persona no necesite acudir al médico de nuevo.
Este galimatías, se corresponde con lo que se puede llamar la despersonalización de la asistencia sanitaria. Se pueden poner múltiples escusas, a la organización, a los profesionales, a las instituciones sanitarias, a la organización y gestión sanitaria… En la realidad esta despersonalización responde al conjunto de acciones, que de forma individual, efectúan los profesionales a la hora de tratar con las personas. Más allá que la red sanitaria actúe de igual manera con todos las personas en lo referente al trato de la información, las personas durante el proceso de su asistencia no dejan de ser personas para convertirse en información. Posiblemente la estandarización de los procesos, no solo de procesos clínicos o de las intervenciones médicas, sino que también de los procesos y estandarizaciones de los cuidados de enfermería, pueden hacer del trato con las personas algo rutinario. La rutina en el cuidado puede enfocarlo a algo parecido a un proceso industrial, llevándolo al límite del tratamiento impersonal. No tratamos con archivos ni historias, lo hacemos con personas, que necesitan de nuestros cuidados, cuidados que han de ser humanos, y que para serlo deben ser personales e individualizados.
Si, desde luego que sí. Son muchas las personas que intervienen en los cuidados de una sola. Pero esto no es motivo para perder la noción de lo que es correcto. Existe una figura enfermera que puede ayudar en todo esto. Se trata de la enfermera gestora de casos. Ésta figura enfermera se establece como referencia para la persona durante todo el proceso de la enfermedad, actualmente está menos extendida de lo que debiera, pero sin duda es en los procesos oncológicos, como el que se deriva del cáncer de mama, es donde ésta se ha desarrollado más intensamente. Ésta es realmente una de las maneras en que la enfermería puede erigirse como medio para mantener la humanidad, no solo en cuidados que es su ámbito, sino que en el sistema sanitario en sí. Pero, ¿Pueden las nuevas tecnologías ayudar en todo esto?
Bajo mi punto de visita sí. Las nuevas tecnologías o tecnologías de la información pueden ayudar en todo esto. Pueden ayudar, aunque parezca mentira a humanizar la asistencia sanitaria. En primer lugar pueden servir para mantener una relación más cercana con las personas. Cada vez son más las personas que están presentes en las redes sociales, por lo tanto, sería de ayuda que las instituciones sanitarias, como los hospitales formaran parte de ellas, acercándose así a éstas, es decir a la forma de estar en la sociedad, publicando aquí sus avances o servicios y ofreciendo un espacio común. Además, figuras como las enfermeras gestoras, tienen a través de las redes sociales y de las nuevas tecnologías un portal importantísimo de comunicación, que las acerca a las personas, pudiendo establecer una relación, aunque distante posiblemente en los tempos, más íntima. Una de las virtudes de la comunicación 2.0 es que los interlocutores no necesariamente han de interactuar al mismo tiempo.
Todo esto supone un reto ético. El desarrollo en sí de los sistemas que permitan los cuidados On-line, han de estar de acorde con los principios éticos y bioéticos. No se debe eludir principios como el de confidencialidad o intimidad, que son posiblemente de los más vulnerables en las nuevas tecnologías, pero tampoco se debe incurrir en la deshumanización del trato de la información personal, llegando a ser sólo número en un sistema. Los cuidados han de ser humanos, y deben orientarse a las necesidades de las personas. Estas necesidades además son cambiantes, y sin duda el uso de las nuevas tecnologías es un motivo de ello. La enfermería se debe adaptar, y posicionarse como puente de la humanización de los cuidados, no olvidemos que las nuevas tecnologías son tecnologías humanas, sirven a la humanidad. Es por éste motivo que debemos gestionarlas de forma ética. En mi opinión ésta debe ser una de las competencias de la enfermería y de la forma de tratar a las personas. Dentro de nuestra autonomía profesional debemos asumir nuestros logros y errores y trabajar para mejorar en el mundo. Investigar en cómo cuidar a través de las nuevas tecnologías es importantísimo, al igual que velar por la humanización de los cuidados.
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Retos éticos del cuidado en escenarios en transformación
Fernando Campaña Castillo
Diplomado Universitario en Enfermería
Máster en Enfermería Oncológica