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Hay momentos en los que ser enfermer@ no sirve de mucho, sobre todo cuando es uno mismo el que recibe la atención sanitaria, cuando es objeto de los cuidados. No es necesario referirse a una enfermedad, como en el caso que nos comentaba nuestra compañera Meri, a principios de año, en su entrada-debate Recuperar nuestra esencia enfermera. Existen otros momentos, que llenos de alegría e ilusión, se producen en entornos sanitarios. La llegada de un recién nacido es un ejemplo.

El embarazo, los controles rutinarios, la ansiada llegada del bebé, son situaciones que aunque llenas de ilusión, son también sinónimo de estrés, y es cuando surgen las preguntas y las dudas. ¿Irá todo bien? ¿Son suficientes controles los que se hacen? ¿Está creciendo bien el bebé? ¿Seremos capaces de identificar bien la llegada del parto? ¿Será un parto natural, sano, como lo que habíamos imaginado?… Un mar de dudas navegando por la cabeza de una manera constante, en el que ser enfermer@ puede ayudar o no, según se mire. Y todo ello en un entorno que puede llevar a pensar en una medicalización excesiva de un proceso natural.

Claro, como enfermer@s podemos pensar, ¿se está utilizando la mejor evidencia científica para tratar mi embarazo? ¿Son lo suficientemente profesionales aquellos que me atienden? ¿En el sitio elegido tendrán disponibles todos los recursos y todo el personal necesario y en el momento adecuado? ¿La persona o personas que se hagan cargo de controlarme serán los mejores? ¿Será el mejor equipo el que me atienda? Como vemos, pertenecer a la rama sanitaria no hace más que elevar el número de preguntas y dudas ante un proceso como el embarazo y el parto.

Claro que existen recursos y guías para orientarnos en la marcha de todo, por ejemplo la Guía dirigida a mujeres embarazadas, a futuros padres, así como a sus acompañantes y familiares, que nos recomendaban desde Cuidando.org, o el recurso que más hemos utilizado, con su fabuloso foro y calendario semana a semana en la magnífica web inatal.org. Pero para unos padres primerizos nunca nada es suficiente, ni tan siquiera las dudas.

Una vez llega el momento lo más probable es no dar pie con bola, en el caso del padre, y que la embarazada mantenga mejor el control. Los nervios se disparan ante todo lo que va a acontecer. Uno de los sitios en los que más se aprende y que no deben dejarse de lado a la hora de preparar el parto, son las famosas “clases pre-parto”, dónde además de un recordatorio de los ejercicios preparatorios, las respiraciones, se hace un repaso de la teoría y un pequeño foro para resolver dudas que van apareciendo, además de ser un lugar donde compartir impresiones con otros en tu mismo estado. Cosas tan tontas como poner bien un pañal puede tener su puntito de sabiduría que la comadrona sabrá resolver. Aquí mucho que agradecer a nuestra comadrona Rosa Bach.

“Entender el proceso del parto como un proceso natural, en el que se hace necesaria la presencia de los profesionales, para controlar la aparición de complicaciones e intervenir en caso de ser necesario” (1) es la filosofía que creo adecuada y la que con certeza, también creo  que se sigue en la mayoría de “maternidades” en nuestro entorno. Huyendo de debates sobre escenarios extremos de medicalización o no medicalización. Algo que explican muy bien en el artículo del Blog del Editor de inatal.org “¿Parto natural o parto medicalizado?” (2).

Informar a los progenitores en todo momento de las posibilidades, beneficios y riesgos existentes en relación al parto, para que ellos puedan decidir cómo quieren vivir esta experiencia” es la forma con la que defienden en este artículo la manera apropiada de actuar ante el parto,  y en mi humilde opinión debería ser un estándar de excelencia.

En mi reciente experiencia, junto con mi pareja, durante el nacimiento de nuestro primogénito en l’Hospital Universitari MútuaTerrassa, hemos sentido que los profesionales que nos atendían, sabían lo que hacían en todo momento, nos procuraron todos sus mejores cuidados y su experiencia, haciéndonos partícipes en todo el proceso. Utilizando la excelencia desde la recepción en el ingreso, hasta pasar a planta. Acordándonos especialmente de cómo el equipo de la guardia aquella noche, nos ayudó tanto en el parto como una vez en planta, en aquellos momentos en los que todo son ilusión y nervios, en los que se han producido muchos cambios en pocos segundos.  Momentos en los que ser enfermer@ queda detrás, puesto que primero eres padre o madre, un cambio vital que está sucediendo y que lo cambiará todo. Muchas gracias Marta Espejo (comadrona que nos atendió en el parto) por hacer que todo fuera tan bien y al equipo de planta del turno de noche que tan buena acogida nos brindó.

Ahora comienzan otros viajes por el sistema sanitario, encuentros “pediátricos”, momentos “lactantes”. En el parto no acaba nada, sino que comienza todo, todo en una vida.

De nuevo agradecer toda su atención a los profesionales del servicio de ginecología y obstetricia del l’Hospital Universitari MútuaTerrassa por su excelencia en los cuidados.

Gracias de parte de Fernando, Verónica y Martí.

  1.           Mutua Terrassa. Els Dijous de Mútua de 2010, “El dia del part”
    [Internet]. MútuaComunicació núm 48. 2010. Available from: http://www.mutuaterrassa.com/mutuacomunicacio/ca/mutua-comunicacio-numeros-anteriors/mutua-comunicacio-num-48/cuidat

  2.           Gratacós E. ¿Parto natural o parto medicalizado? [Internet]. Blog del editor inatal.org. 2013. Available from: http://inatal.org/noticias/blog-del-editor/354-parto-natural-o-parto-medicalizado.html

 

Fernando Campaña Castillo, Editor de Nuestraenfermeria.es

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