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Vocación, es algo que la gente liga a las profesiones sanitarias. Las enfermeras, una de las cosas que suelen escuchar mientras ejercen según el ámbito es precisamente eso. Que están realizando un trabajo que sin vocación no desempeñarían. Frases como “para esto que hacéis se ha de servir…”; “cualquiera no se dedica a esto, yo no podría…” Y un largo etcétera, que en muchas ocasiones se expresa unido a un sentir de agradecimiento de la persona que está siendo cuidada, en un marco de suplencia de necesidades básicas, mientras la enfermera  pone la vista en la recuperación de la mayor autonomía posible de la persona.

Vocación, ¿qué es la vocación? Según la Rae,  (del latín vocatĭo, -ōnis, acción de llamar), coloquialmente se refiere a la “Inclinación a cualquier estado, profesión o carrera”, lejos de ser la Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de religión, primera acepción de la palabra.

Podríamos pues entender que muchos han sentido la llamada de la profesión, y se han dedicado a ello. Personalmente creo que cuando alguien siente esta llamada a la profesión enfermera y comienza sus estudios, seguramente descubre que no se trata de una profesión, sino más bien de una disciplina que le muestra ante sí un enorme abanico de posibilidades. Y es entonces cuando entiende que no se trata de la profesión que le hacía sentir vocación. Claro esto es difícil de explicar, sobre todo a personas ajenas a la disciplina, y cuando históricamente se ha ligado a vocaciones.

La enfermería en nuestro país ha evolucionado muchísimo desde de mediados del siglo XIX, cuando ordenaron y reformaron las profesiones sanitarias, apareciendo las figuras de practicantes y matronas, (que no la de enfermera que se reconocería más adelante). Hasta entonces coexistían figuras que desempeñaban roles propios de la enfermería, y que procedían de mundos diversos. Uno de ellos muy importante el religioso, aunque también de otros ámbitos, más doméstico, dónde criadas o sirvientas, con escasos conocimientos y recursos se dedicaban. (1)

En nuestros recuerdos más recientes, y ya dentro de una formación reglada, pero cambiante, podemos recordar al ATS (Ayudante técnico Sanitario) que surge de la unión de los planes de estudios de matronas, practicantes y enfermeras, coincidiendo con el inicio de la profesionalización, a mediados del siglo XX (1). Los estudios se integran en la Universidad en 1977, alcanzando mayor reconocimiento, considerándose ya una disciplina en la década de los 80. En una nueva reforma en la formación enfermera en los 90, se elaboran los planes de estudios de los Diplomados en Enfermería. Ya más recientes tenemos hitos enfermeros como la aparición de las especialidades, los estudios de Grado enmarcados en los planes de Bolonia y el espacio Europeo. (2)

Cada vez más difícil la Vocación.

Con tal nivel del avance y evolución de la enfermería, pudiendo incluso llegar a Doctorarse, la idea clásica de la vocación en la ayuda de los demás es más infrecuente en el seno de la disciplina enfermera, aunque socialmente persista esta idea.

Una vez alcanzadas ciertas metas en lo que a estudios y consideración de la enfermería se refiere, nos encontramos con nuevos problemas, planteamientos y limitaciones. La aparición de las especialidades y su integración curricular no ha sido aquello que pensábamos. Quedan especialidades por definir y por integrar, y las propuestas de las plazas de EIR (enfermera interna residente), no es la panacea, además de que pasar la residencia no te da ninguna garantía ni laboral ni salarial. Tenemos que ver que nuestra nuevas Vocaciones (por ejemplo en especialidades) se ven truncadas por noticias como ésta “Satse considera insuficiente la propuesta de plazas EIR”, en la que el sindicato denuncia “que el total de plazas propuestas para 2014-2015, un total de 949 (un 0,63 por ciento menos que el pasado año), no cubre “ni de lejos” con las necesidades sanitarias y de enfermería especializada que se requieren para ofrecer la atención sanitaria de calidad que los ciudadanos se merecen”.

Por si fuera poco esto para nuestra nueva vocación enfermera, que nos debería ilusionar, además debemos luchar, junto a la mayoría de disciplinas, con las rarezas de nuestro sistema universitario, que gracias a las reformas en los planes de educación, evoluciona de una manera muy extraña. Ahora que ya teníamos unos planes de estudio de Grado de 4 años, estos posiblemente cambiaran de nuevo a 3 años. Algo que si leéis la siguiente noticia entenderéis más o menos: Wert dice que las carreras de tres años pueden implantarse en 2015 y los rectores piden más tiempo. Digo más o menos, porque la verdad es que es difícil de entender, que una cosa “nueva” como era la integración en los planes de Bolonia, y la aparición de los grados, se haga tan mal como se está haciendo.

No desfallezcáis, ni perdáis vuestras vocaciones, porque si en 2015 cambia todo de nuevo, seguramente alguien ya planee cambiar de nuevo en un par de años. Mientras tanto, y con el potpurrí de enfermeras en nuestro país (todas diferentes – Dues, Grados, Especialistas -, todas iguales) siempre estaremos a tiempo de que de una vez por todas se definan las especialidades, ya que como bien sabéis, y lo digo de forma irónica, tenemos fecha límite: 2024: fecha límite para el pleno desarrollo de las especialidades enfermeras.

Así que para seguir adelante, aunque no os guste la palabra vocación, deberíamos invocar nuestra vocación.

  1.        Santamar A. Evolución histórica de la enfermería y la cardiología. 2007; Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2341829.pdf

  2.        Martín MLM. 30 años de evolución de la formación enfermera en España. Educ médica. 2007;10(2):93–6. ; Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/edu/v10n2/colaboracion3.pdf

 

Fernando Campaña Castillo, Editor de Nuestraenfermeria.es

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