Introducción

En estos últimos meses, justo coincidiendo con la pandemia de la Covid19, he estado inmerso en una montaña rusa de emociones en lo personal, con subidas y bajadas, todo relacionado con el cuidado en lo personal, en lo familiar, como cuidador principal y fuera del rol de enfermero, aunque siempre desde la perspectiva ineludible como tal.

En estas líneas voy a intentar reflejar algunas de las cosas que he sentido y vivido cuidando a los míos en los tiempos del covid19, durante el embarazo y el nacimiento de mi segundo hijo, durante la enfermedad en un hospital. Relatos de cómo me he sentido cuidando y de cómo me han y nos han cuidado.

Espero que estos pequeños relatos os parezcan interesantes, que además nos sirvan para reflexionar sobre cómo lo hacemos y nos adaptamos a estos tiempos de Covid19. Escritos desde el corazón y con la experiencia vivida como escenario de fondo. Quizás de las cosas más íntimas que habré escrito y publicado.

Mucho cuidado debemos tener en estos momentos de Escalada de contagios! Un abrazo enfermeras!

 

#Relato3 «¡Cuidado!¡Cuidados Ambiguos!»

Ponerse en la piel del que acompaña es difícil. Acompañar en la enfermedad en el hospital, es difícil también. Pero si le añadimos el plus de “Tiempo Covid”, lo es aún más! Tanto para el que acompaña y cuida por la incertidumbre que se genera al no poder ver a la persona enferma, como para la persona enferma. Durante esta pandemia estamos siendo testigos de la soledad que los pacientes sufren, a pesar incluso de las visitas o los contactos virtuales. Estas visitas son restringidas salvo en contadas y muchas veces fatales excepciones. Sin hablar de los menores, quienes sí que suelen estar acompañados por un adulto! Son unos auténticos héroes.

Centrándonos en lo que quería relatar, quería hablaros de cómo tenemos las enfermeras, sin darnos cuenta, la capacidad de convertir los cuidados en algo ambiguo. Y no, No es algo bueno. Una cosa ambigua es, como dice la Rae en su primera acepción del término:

Que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión.”

¿Pueden los cuidados como tal ser “ambiguos”? Sí, rotundamente sí! Bajo mi experiencia como acompañante (a ratos y en franjas horarias estrictas) en un hospital y en estos tiempos, lo he podido comprobar. Y me provoca unos sentimientos encontrados como profesional, sin embargo como acompañante, puramente dicho, lo tengo más claro, simple y llano, diría: “Estos no se enteran de nada”; “Aquí cada uno hace lo que quiere”… etc.. Frases que sin duda el que se dedica a la asistencia directa a pacientes habrá oído alguna vez. Y sin embargo tienen muy poco que ver con la “mala uva” gratuita hacia los profesionales, y seguramente mucho que ver con la desconfianza que podemos generar con nuestras acciones. Acciones que sin ser mal intencionadas pueden ser el desencadenante de todo esto de lo que hablo.

Mucha culpa tiene aquello de que “cada maestrillo tiene su librillo”. Los únicos librillos que deberíamos aplicar a la hora de cuidar deberían ser los que se desprenden de la mejor evidencia, y que impregnara, por ejemplo los protocolos. Protocolos que están para ser leídos y aplicados.

Poneos en situación. Sois un paciente que lleva unos días en el Hospital, necesitáis terapia endovenosa, y lleváis un catéter puesto. Catéter que se va deteriorando turno tras turno hasta que llega a doler cuando pasa la medicación. La enfermera cuando lo ve dice:- Umm.., empieza a estropearse, pero aguanta.-  A la siguiente dosis no aguanta, evidentemente y la enfermera que lo cambia, dice… es que según protocolo se han de cambiar cada 72h, y tú llevas cinco días con él…  Mi pregunta es: ¿Qué confianza os genera esta situación? ¿Por qué al parecer una enfermera sigue un protocolo y otra no? ¿Quién lo hace bien? ¿Pueden haber escusas? ¿alguna de ellas se ha parado a pensar qué evidencias hay de todo esto?

Sabemos que, en teoría tenemos unos protocolos para guiar nuestra actuación, pero además nos debemos responsabilizar de aplicar la mejor evidencia. En el caso que os expongo por ejemplo, según la BPIS (Best practice Information sheet) que habla del “Manejo de los dispositivos intravasculares periféricos”:

“se recomienda la sustitución de rutina o planificada como un método para prevenir la flebitis y otras infecciones. Los estudios demuestran una mayor incidencia de tromboflebitis y colonización bacterial de kis catéteres después de que hayan estado insertado durante más de 72 horas. Para reducir este riesgo, los catéteres periféricos cortos normalmente se cambian de lugar a las 48 – 72 horas.”

Si sabemos esto, y otras muchas cosas, ¿por qué no las aplicamos? Las BPIS las podemos encontrar en abierto en internet, y las podemos encontrar tanto para profesionales como para pacientes. Os dejo los enlaces por si no los conocéis.

BPIS para profesionales

BPIS Pacientes

Se trata de evidencia que pone a nuestra disposición el “Centro español para los cuidados de salud basados en la evidencia (CECBE)” que forma parte de la Colaboración Internacional Joanna Briggs y que se encuentra ubicado en la Unidad de Investigación en Cuidados de Salud, Investén-isciii, en el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

El que cada maestrillo tenga su librillo, los siempre se han hecho así, el que los protocolos se los pasen por “ahí…” no hace más que generar una ambigüedad a la hora de cuidar. El que los cuidados sean así. Lo que provoca es además una desconfianza en la persona cuidada y en su entorno, familia. Y esa desconfianza además de ir en contra nuestra, como profesionales del cuidado, va en contra de la salud de las personas, ya que las podemos poner y exponer a riesgos innecesarios. Y eso, NO PUEDE SER.

Como #enfermeras Debemos ser más FANS de la #Evidencia que de nuestras propias creencias! Clic para tuitear