10763119923_c150945e25_zNo hace mucho que leía una entrada en la web Comunicación en Salud, el titulo rezaba así Llega la salud 3.0: pacientes participando en el diagnóstico. Oh! Sorprendente. Al adentrarme en la lectura se hablaba de temas que ya se han tratado en este blog, como las apps móviles de salud, Cuidar la Sociedad 2.0: Apps Sanitarias . El caso es que la proliferación imparable de este tipo de aplicaciones “saludables” conjuntamente con el desarrollo de los terminales móviles cada vez más potentes, hacen que resulte fácil la aparición de aplicativos destinados a la determinación (que no al diagnóstico) de ciertos parámetros. La monitorización a distancia es una realidad, y si no se aplica de manera más extensa, es posiblemente por las dificultades que puede implicar su desarrollo a nivel de terreno (por ejemplo las barreras en conocimientos de los usuarios o por los costes derivados de la implantación).

En el artículo que os comento se preguntan ¿cuándo hablamos de autocontrol y cuando de autodiagnóstico?

Es sabido que la web 2.0 aporta a las personas la capacidad de tener más información sobre su salud. Pero es responsabilidad de los profesionales orientarlos también en el mundo virtual. Por ejemplo cómo buscar información fiable sobre salud en la web.(Como realizar consultas fiables sobre temas de salud en la red (¿Dr.Google?) ). Pero en este entorno que se dibuja, también debemos enseñar algo sobre las aplicaciones y su utilidad, sobre todo si nos decidimos (que lo haremos por necesidad) a recetarlas. Existen aplicaciones tan curiosas como las que nombra el artículo:

Alivecor (un monitor cardíaco), IHealth Wireless Pulse Oximeter (para conocer los niveles de oxígeno en sangre) y Cellscope Oto (otoscopio), orientadas al colectivo médico.

Sin embargo otras que “En principio también están destinadas a médicos, como dispositivos para medir la presión arterial, controlar la glucemia, escuchar los latidos del corazón y su actividad eléctrica ya están en los teléfonos de los pacientes.”

Si nos fijamos en casi todas estas determinaciones que nombra, es enfermería la que se dedica a educar al paciente. La medición de la presión arterial en casa es algo ya casi rutinario para muchos pacientes hipertensos, la enfermera de primaria, es quien revisa los valores y se encarga de ir educando al paciente en sus conductas saludables y le da el control y la responsabilidad sobre su salud. Educando a la persona en su autonomía y gestión de la propia salud. Algo similar podemos decir sobre los pacientes diabéticos que miden su glucemia capilar, y anotan sus resultados. El que exista un dispositivo que centralice todo como son los Smartphones, puede resultar algo beneficioso para el paciente (posiblemente no tanto para la industria farmacéutica, sobretodo si no son ellos quienes comercializan estas aplicaciones).

El empoderamiento del paciente, la educación sanitaria, el dar el control sobre la salud, educar en la salud. Todo eso me suena a enfermería, enfermería de la buena, más que a una evolución en la gestión de la salud. Eso sí, la enfermería debe estar atenta a todos estos cambios y conocer que es lo que hay, que es lo que se cuece en el mundo virtual ( o no tan virtual), antes de que perdamos nuestra posición, debemos posicionarnos para seguir siendo Educadores de la salud, tan necesarios. Debemos ser nosotros (las enfermeras) quienes nos ganemos su confianza, sobretodo en las redes sociales.

Fernando Campaña Castillo, Editor de Nuestraenfermeria.es

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