En esta segunda entrega sobre las TIS (Tecnologías de Información Sanitaria) y la Seguridad del Paciente vamos a hablaros sobre en qué se apoyan estas tecnologías para garantizar la seguridad de la información.
La seguridad de la información se sustenta en tres pilares fundamentales: La confidencialidad, la Integridad de la información y la disponibilidad de esta. La pérdida de cualquiera de estas características siempre supone un “incidente” de seguridad, que en el caso de la información de salud puede acabar en un evento adverso para el paciente.
A continuación vamos a comentar muy brevemente la importancia de proteger la Confidencialidad, la Integridad y la Disponibilidad de la información:
Proteger La Confidencialidad
Todos los profesionales sanitarios deben estar concienciados respecto de su deber de secreto y el respeto a la confidencialidad de la información que les transmiten sus pacientes. No en vano hay una milenaria tradición al respecto.
Son bien conocidas las razones clásicas para mantener la confidencialidad. Por un lado proteger la intimidad del paciente y por otro, contar con su confianza para que se sienta libre de transmitir a sus médicos y cuidadores todos los datos necesarios para que éstos puedan darle la mejor asistencia posible.
¿Pero puede la falta de confidencialidad ocasionar un daño al paciente?
Sin duda así es. Cualquier situación que afecte su intimidad puede ocasionar daños irreversibles en la vida social del paciente, que por supuesto puede afectar de forma irreparable a su vida privada.
Proteger La Integridad
La integridad de la información es quizá la más compleja de las propiedades de la información. Actualmente, la información clínica se construye «eslabón a eslabón» con la participación de un variado grupo de profesionales, sanitarios, administrativos, documentalistas,… Un error en cualquiera de estos «eslabones» se transmitirá a toda la cadena, y si no es detectado a tiempo, las consecuencias para el paciente podrían ser fatales.
En Mayo de 2007 la OMS lanzó «nueve soluciones para la seguridad del paciente« con objeto de reducir el tributo de daños relacionados con la atención sanitaria que pagan millones de pacientes en todo el mundo. (http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2007/pr22/es/)
Casi la mitad de las soluciones propuestas tienen actualmente un fuerte componente tecnológico en muchos centros sanitarios. La información que nos permite identificar correctamente a los pacientes se obtiene y al mismo tiempo alimenta a los omnipresentes sistemas de información. El relevo y traspaso de los pacientes se hace ahora a golpe de clic de ratón, arrastrando los datos del paciente de la lista de un profesional y soltando en la de otro.
Un error en la identificación del paciente supone la introducción de información incorrecta en la historia de dicho paciente, al tiempo que la información del paciente correcto queda incompleta.
En términos clínicos esto podría significar que al menos a dos pacientes les podríamos estar asignando un diagnóstico erróneo, un tratamiento inadecuado, o una cirugía innecesaria.
Proteger la Disponibilidad
Recogemos miles de datos de cada uno de nuestros pacientes con el objetivo de proporcionarles la mejor asistencia sanitaria posible. Para llevar a cabo esta asistencia son necesarios muchos tratamientos de datos, tanto de tipo administrativo como de carácter sanitario. Al paciente hay que asignarle citas, ingresos, analíticas, pruebas, diagnósticos, tratamientos y por supuesto dejar registro documental en su historia clínica.
Es muy probable que al paciente no lo trate un sólo especialista, sino que sea un equipo de profesionales quien lleve a cabo la asistencia. Cada uno aporta su parte de información al proceso. Cada profesional que trata información del paciente debe ser consciente de que ésta tiene que estar disponible para el resto del equipo de profesionales que intervienen en el proceso, y de no ser así, retrasos o pérdidas de información podrían acabar provocando eventos no deseados sobre el paciente.
Por otro lado, la penetración de las Tecnologías de la Información aplicadas a la Salud sigue en pleno crecimiento, por lo que cada vez más, los centros sanitarios dependen de la continuidad de los Sistemas de Información para poder prestar el nivel de servicios que se les viene exigiendo.
Muchas veces, cuando saltan a los medios de comunicación noticias sobre un incidente que ha dejado sin servicios informáticos a un centro sanitario, estas se suelen centrar en el «caos» provocado entre los profesionales de urgencias y las dificultades para mantener el nivel de servicio exigido sin el apoyo de los sistemas TIS debido a los retrasos o la imposibilidad para acceder a información sobre dietas, medicación, resultados analíticos, imágenes, historial clínico… (Ver ejemplo)
La «caída» de un sistema no es la única causa que provoca la indisponibilidad de la información, sino que es sólo la causa que resulta más evidente. Las circunstancias que pueden provocar retrasos o pérdida de información pueden ser algunas como las siguientes:
- El sistema no está disponible para su uso.
- El mal funcionamiento del sistema durante su uso.
- El sistema se utiliza de forma incorrecta.
- El sistema interactúa de forma incorrecta con otros sistemas y provoca la pérdida de datos o los datos se introducen, se muestran, o se transmiten de forma incorrecta.
Todas estas situaciones tienen en común que la información no llegará a estar allí donde se necesite para los profesionales que la necesiten. Y puesto que las decisiones de los profesionales se apoyan en la información que reciben, se está poniendo en riesgo la salud de sus pacientes.
En la tercera entrega de esta serie de posts veremos que no sólo es importante disponer de la mejor tecnología de información Sanitaria (TIS) para garantizar la seguridad del paciente. Existen otros factores… no os la perdáis.
Por Manuel Jimber (@manueljimber)
con el soporte Fernando Campaña Castillo, Editor de Nuestraenfermeria.es
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